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En muchas oportunidades escuchamos a jefes y supervisores hablar de la falta de compromiso de algunas personas con el trabajo y la tarea que tienen que realizar, y en otros casos hacen lo mínimo e indispensable.
Sabemos y esperamos que las personas hagan su trabajo y algo más. Trabajar es algo más que cumplir las reglas, es el celo también y el cuidado que ponemos en la ejecución.
Hay muchos que a la cita del trabajo no sólo llegan tarde sino que además con poca energía o disposición para hacer lo que se espera de ellos.
La ecuación entre compromiso, trabajo y reconocimiento recibido no sólo juega un rol por lo positivo para el logro de objetivos en el equipo. Para los trabajadores comprometidos la ecuación compromiso-reconocimiento no cierra.
El reconocimiento es un complejo proceso que no tiene que ver sólo con la recompensa material, sino también con el registro de los demás de la utilidad del trabajo bien hecho, incluso cuando no se alcanzó el resultado esperado.
Reconocimiento es que te registren, que te pregunten cómo estás y qué necesitás para hacerlo mejor, que te brinden apoyo. El reconocimiento es una trama compleja que cuando funciona no sólo nos lleva a reforzar y dar sentido a nuestro trabajo sino que también fortalece el sentido de pertenencia al colectivo y nos ayuda a creer en nosotros mismos y en lo que somos capaces de hacer.
Es un buen desafío cambiar las razones de falta de compromiso para conseguir los mejores resultados.
Nota de Antonio Carrasco
Consultor Industrial
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