Entrevista a Pedro Reyna, por Carlos Boyadjian para El Economista
Como en tantos otros sectores manufactureros, la coyuntura que atraviesa la industria de la madera y el mueble está caracterizada por una combinación de aumento de importaciones y un fuerte desplome de las ventas en el mercado interno, que afecta especialmente a las pymes, y por añadidura también al mercado de trabajo y las inversiones. Si a esto se suma la fuerte presión tributaria, el combo está completo.
Esto es lo que palabras más, palabras menos, asegura Pedro Reyna, secretario general de la Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines (FAIMA) y vocal de la Unión Industrial Argentina, en diálogo con El Economista.
¿Cómo terminó el año en cuanto a producción y ventas y cómo arrancó este 2017?
El 2016 fue un año difícil y no se pudo recuperar en el último trimestre tampoco. Todo el sector está con falta de demanda. En este sector la demanda interna es fundamental para su subsistencia, ya no para su crecimiento. Toda la cadena de valor, desde la parte foresto industrial hasta los bienes finales siente el efecto de la menor demanda. En cuanto a las ventas tuvimos una caída promedio del 20% el año pasado y en producción el 16% menos. Son datos que para un sector que es fundamentalmente pyme, sin muchos recursos financieros, evidentemente, le resulta muy pesado.
¿Qué perspectivas tienen para este año? ¿Hay algún indicio de recuperación?
El panorama sigue complejo. Por ejemplo, la construcción podría ayudar, pero la recuperación que hubo está más dirigida a la obra pública. Lo que es vivienda todavía no despegó y todo lo que viene por el blanqueo, realmente no se vio en el mercado.
¿El ingreso de productos importados también está pegando en el sector de muebles?
La importación le está pegando a los muebles pero mucho de eso viene de la mano de las grandes superficies (supermercados, locales especializados). Si miramos los catálogos de los supermercados nos vamos a sorprender de la cantidad y variedad de productos que se traen de China, Malasia y otros países de esa región. Pero en el resto de la industria eso no es tan evidente.
¿Esto tiene que ver con un tema de competitividad?
Sí, por supuesto. Estamos visualizando que existe un diferencial importante de competitividad hasta con países limítrofes, y se hace difícil soportar esto para una industria, que insisto, es de pequeñas y medianas empresas. Si bien no podemos decir que se inundó el mercado de productos importados, porque no es así, evidentemente hay una tendencia porque con un tipo de cambio que cae y con una oferta agresiva hasta de Brasil, que está empezando a trabajar muy fuertemente sobre nuestro mercado, tenemos problemas serios.
Más allá de la disposición del Ministerio de Producción, ¿hay alguna propuesta concreta, o una agenda de trabajo para el sector?
Estamos trabajando en un estudio de competitividad de nuestro sector. La primera etapa de la competividad es común a todos, tiene que ver con la logística, que en el sector madera es fundamental. Un camión de Misiones a Buenos Aires vale igual que un contenedor de acá a China, esto es injustificable teniendo en cuenta los esfuerzos que se están haciendo con la Hidrovía, y los ferrocarriles Belgrano y Urquiza que llegan al norte, donde está la producción maderera. También tenemos algunas ventajas comparativas, que en algún momento podremos aprovechar. Nosotros no somos usuarios intensivos de productos importados. La mayor parte de los productos intermedios son de producción nacional. Si las condiciones de mercado se dan y el tipo de cambio no se fortalece puede llegar a haber problemas hasta con los insumos básicos. Esto está siendo transmitido a las autoridades y estamos trabajando en desarrollar algunos programas para el sector.
Fuente: eleconomista.com.ar
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